
Dos obstáculos principales para nuestro crecimiento espiritual
por Atman Nityananda / blog
“No tengo tiempo para practicar”
Decir, “No tengo tiempo para practicar” es una forma común de autojustificación y autoengaño. En verdad, es la voz del ego inferior, la parte de nosotros que resiste el crecimiento y nos manipula sutilmente para mantener el statu quo. Debido a que nos identificamos tan profundamente con el ego, confundimos su resistencia con la nuestra y aceptamos sus excusas como nuestra realidad. Esta afirmación de que “no tenemos tiempo” es, de hecho, una ilusión ingeniosa: un mecanismo mediante el cual el ego nos mantiene anclados en la distracción e impide que miremos hacia dentro.
Si examinamos sinceramente a dónde va nuestro tiempo, probablemente descubriremos que gran parte se consume en actividades que ofrecen poco valor duradero: tiempo dedicado a desplazarnos por el móvil, navegar en internet, ver televisión, participar en conversaciones triviales o seguir noticias efímeras. Cuando lo sumamos, nos damos cuenta de que sí tenemos tiempo; lo que nos falta es la convicción interna y el entusiasmo por practicar.
La verdad es que hacemos tiempo para lo que nos importa. Para cualquier cosa que realmente valoremos, logramos encontrar tiempo, incluso en un día ocupado. Solo si estamos sinceramente interesados, podemos dedicar tiempo a enfocarnos en nosotros mismos, a observar qué sucede en nuestro interior, a poner orden en nuestro mundo interno y a explorar lo que realmente somos, más allá del cuerpo, la máscara de la personalidad y el ego.
Procrastinación
La procrastinación es una forma sutil y persistente de evitar el crecimiento interno y el despertar a nuestra naturaleza divina.
Podemos decirnos a nosotros mismos: “Practicaré más tarde, justo después de terminar algo rápido”, pero cuando llega ese “más tarde”, surge otra distracción, otra tarea o el cansancio, y posponemos la práctica una vez más. Cada “lo haré después” lleva a otro, y cada mañana se convierte en otra mañana. En este ciclo interminable, el precioso momento presente para mirar hacia adentro, despejar nuestra mente y conectar con nuestro ser más profundo (la presencia silenciosa de la Conciencia) nunca llega.
La procrastinación nos mantiene en un estado de aplazamiento constante y se convierte en un hábito que se extiende más allá de la práctica a otras áreas de nuestra vida. Cada momento que retrasamos nuestro trabajo interno, retrasamos la libertad, la paz y la conexión más profunda con la plenitud y la dicha de nuestra esencia, que solo la práctica puede brindar.
Cuando rompemos este ciclo, nos abrimos a una experiencia de vida que no está limitada por pensamientos habituales ni presiones externas. Comenzamos a entender que el cambio más poderoso no sucede “después”, sino en el compromiso que hacemos ahora, viviendo conscientemente enfocados en el momento presente.
El “secreto” de una vida abundante, una vida de armonía, felicidad y contentamiento es tener una mente sáttvica libre de deseos y ego y vivir en cada momento en contacto consciente con nuestro verdadero Ser (Conciencia).
🌺 Paz, Amor, Armonía
